martes, 24 de mayo de 2011

La espera

Me sentaba en el jardín frontal, en la oscuridad. Fumaba y pensaba; percibía el olor del pasto húmedo; escuchaba al grillo solitario. Miraba al cielo de cuando en cuando. Generalmente entraba a la casa deseando irme a la cama. No me acercaba a mi laptop, no encendía el televisior. Simplemente apagaba la luz y me tendía como esperando algo, siempre esperando algo.

Sueño

Soñé con un ser pequeño, de cuerpo delagado y cabeza agrandada, como esos dibujos de extraterrestes. Pero el que vi en mis sueños tenía las facciones muy semejantes a las nuestras... y parpadeaba.

martes, 17 de mayo de 2011

En la oscuridas de mayo el gato que siempre escapa por los tejados, lo ha vuelto a hacer. La mayoría de las casas apagaron sus ojos amarillos. Los porches están solitarios y las puertas se han sido cerradas. La luz azul de la Luna se interrumpe al llegar a las farolas que débilmente iluminan en islotes las aceras.
Los viejos ya duermen, recomponiendo sueños antiguos; los niños también duermen soñando en los juegos en el patio escolar. En alguna casa, alguien lee espantando fantasmas; en otra casa, alguien escribe para reacomodar el pasado, para abrir un paso al futuro, para escapar del presente.
Afuera, el viento arrastra su enorme cola, levantando un siseo.
Entre las nubes que motean el cielo negro, como si se avecinara la lluvia, la nave se bambolea apenas. Luce oscura y, a esas horas, la vuelve invisible su color gris. Tal vez sus ocupantes también descansan ya.

sábado, 14 de mayo de 2011

¿Contacto?

La nave se acercó tanto a la superficie que algunas personas la notaron, particularmente por sus luces giratorias que cambiaban de azul a rojo y a naranja. Los vecinos empezaron a salir de sus casas y se detuvieron en la calle mirando al cielo. Eran un espectáculo las luces. Algún perro se ocultó, un gato se escabulló por un tejado. Los ancianos no entendían que sucedía. La nave no se movía ni emitía sonido, simplemente permanecía fija ahí arriba. Luego, el público que había salido a mirar el fenómeno, exclamó un "¡Ahhhh!" pues los colores cambiaron a verde, morado y blanco. Ya no sólo giraban, sino que se detenían para reiniciar de nuevo. Se conformaba una serie de figuras y ritmos que maravillaron a los terrestres. Después de quince minutos, la nave apagó los colores y sólo le quedaron titilando el azul, el rojo y el naranja, luego se empezó a elevar hasta perderse en el cielo nocturno.