jueves, 2 de septiembre de 2010
Más allá del domo
De cuando en cuando, el capitán Xee ael, toma uno de los vehículos y, solitario, abandona la ciudad. Deja el domo protector y conduce el oruga hasta el lejano extremo de la llanura. Detiene el tractor y permanece inmóvil, silencioso, como si fuera aquella figura que vio sobresaliendo de la arena, enorme y majestuosa. A veces, llora.
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