viernes, 19 de noviembre de 2010

El universo perfecto en una metáfora

La ciencia ficción tiene sus veredas y tiendas callejeras en donde se trafica con argumentos científicos, o que lo parecen. Se entretejen así historias coherentes. En las trastiendas de los oficios más viejos del universo aparecen historias de humanos, humanoides y toda una galería de seres. Ahí se hilvanan cuentos que nos trastocan y mueven a atisbar los laberintos subterráneos de estos seres. No importa si son de la Tierra o robots con cerebros evolucionados, si son seres diferentes a lo que podamos imaginar. Lo importante aquí es la imagen singular, la metáfora perfecta, la perspectiva poética. Esa es la ciencia ficción blanda, la que nos evoca sueños y recuerdos, que nos despierta la capacidad de asombrarnos con lo sencillo. Es una ciencia ficción para soñadores y locos, para escitores y poetas, para lectores que se maravillan con la descripción de una noche silenciosa barrida por el viento lejano y bañada por la luz de plata de la Luna.
Lo que se resalta es la óptica de lo interior, de lo íntimo de cada ser: sus sueños, expectativas, esperas; lo que uno escribe en un papel secreto y luego guarda en un sótano para preservarlo de los demás, de las miradas ajenas.
La ciencia ficción blanda está hecha de colores suaves, de palabras susurradas, de olores a lluvias distantes, de viejos que todavía se aman... de destiempos, de futuro...
Es la metáfora perfecta del universo, el universo perfecto en una metáfora.

lunes, 15 de noviembre de 2010

La poesía en la ciencia ficción

Por un comentario, rápido como escombro estelar ardiendo en la atmósfera, de un buen amigo, sobre el textito más reciente que apareció aquí, tuve el impulso de anotar algunas maravillas de cierto tipo de ciencia ficción... en este momento no podré continuar pues el olor de la noche es tan intenso y la luna y su planeta preferido brillan tan limpiamente, que mejor escribiré esas apreciaciones en la siguiente ocasión. Ahora admiraré la noche lunar.

sábado, 13 de noviembre de 2010

Los observadores

La anciana miraba por la venta. Un vientecillo se movió como la garra de un ente invisible arañando el pavimento. La mujer milenaria vio como una hoja se bamboleaba ingrávida hasta depositarse en la acera. A las ocho de la noche, el camino de los muertos era iluminado por las veladoras; las imágenes de los que se fueron, en los altares. Las flores amarillas saturaban de olor y la comida y los adornos de papel picado llenaban la noche de colores. Era el Día de Muertos. Quienes observaban entre las nubes trémulas no entendían, pero se hallaban maravillados por el espectáculo.

miércoles, 3 de noviembre de 2010

Noche de octubre

Afuera, la calle desierta con sus islas de luz amarilla, fuego atrayente para los insectos que la revolotean en giros imposibles. El viento, venido desde muy lejos, arrastra sus ropajes haciendo susurrar las hojas secas que cuentan sueños de distancias y tiempos inconcebibles. Nos traen, a través de la ventana abierta a la brisa fresca, sus cuentos antiguos; cuentos de amores, de infancias y de otras vidas. Dentro, la cama abraza el cuerpo y lo acoge adecuándolo para la lectura de un libro ni siquiera soñado. Los amantes se abrazan ante el silencio nocturno... lejos cruza apacible un gato oscurecido por las sombras danzantes de las frondas.
Noche de octubre, noche del descanso y del recogimiento en casa. Noche de los viejos que se tocan las manos entre sueños. Noche de los niños que duermen habitando sitios maravillosos o que recorren con los ojos cerrados la calle.
Arriba, no muy alto, el Pukaa se adormece en su vaivén por la oscilación antigravedad. Dentro de la pequeña nave, quienes observan y perciben ese mundo, se mantienen en silencio. La hora de regresar se anuncia en verde fluorecente. Nadie se mueve, nadie emite ningúna vibración de partida... desearían permanecer ahí; desearían estar en una de esas camas soñando despiertos, repirando el aire con olor a pasto, sentir como la amohada, mullida y fresca, les evoca imágenes... estar ahí, simplemente dejarse estar...