sábado, 14 de mayo de 2011

¿Contacto?

La nave se acercó tanto a la superficie que algunas personas la notaron, particularmente por sus luces giratorias que cambiaban de azul a rojo y a naranja. Los vecinos empezaron a salir de sus casas y se detuvieron en la calle mirando al cielo. Eran un espectáculo las luces. Algún perro se ocultó, un gato se escabulló por un tejado. Los ancianos no entendían que sucedía. La nave no se movía ni emitía sonido, simplemente permanecía fija ahí arriba. Luego, el público que había salido a mirar el fenómeno, exclamó un "¡Ahhhh!" pues los colores cambiaron a verde, morado y blanco. Ya no sólo giraban, sino que se detenían para reiniciar de nuevo. Se conformaba una serie de figuras y ritmos que maravillaron a los terrestres. Después de quince minutos, la nave apagó los colores y sólo le quedaron titilando el azul, el rojo y el naranja, luego se empezó a elevar hasta perderse en el cielo nocturno.

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