sábado, 10 de diciembre de 2011

Noche de diciembre

La calle estaba solitaria. El frío hizo que las puertas de las casas fueran cerradas temprano, los niños cenando, las cortinas corridas y en los cristales se dibujaban figuras. Como siempre, un gato solitario manchó el aire con su sombra. Adentro se estaba bien, había bebidas calientes, las conversaciones se apagaban; las luces de las computadoras acompañaban a las de los árboles de Navidad. El cielo era un fondo negro ornado de titilantes silencios azules.

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